Hola a tod@s
nuevamente, espero que esta vez sí sea mi vuelta definitiva.
Tras varias largas
ausencias retomo el Blog con la misma ilusión del primer día y lo hago con una receta de uno de mis
pescados favoritos, el bacalao.
El bacalao es ligero, contiene muy poca
grasa y además también es bajo en calorías, por lo que se convierte
en un alimento ideal para mantener una dieta sana y equilibrada.
La poca cantidad de grasa que tiene el bacalao está
formada, en su gran parte por ácidos grasos Omega-3. Este pescado es
también rico en Zinc, Fósforo, Selenio y Vitamina D.
Si sumamos que el bacalao es un
pescado de sabor exquisito y que su carne
es muy sabrosa y firme se convierte en un alimento ideal que no debe faltar en nuestras mesas, lo cual me lleva a recordar que nuestros vecinos portugueses son los primeros
consumidores de bacalao a nivel mundial y unos auténticos expertos en su cocina.
Para
entender el porqué hay que remontarse a 1353, año en el que Pedro I de Portugal
y Eduardo II de Inglaterra establecieron un acuerdo para que pescadores portugueses pudieran capturar bacalaos en las costas inglesas durante 50
años. Tras varios siglos de pesca en el siglo XIX los portugueses dejaron de
«ir a buscar» el bacalao y pasaron a importarlo, al descubrir que el
bacalao se adaptaba perfectamente a las necesidades de la época al ser un producto
no perecedero. Se salaba y aguantaba las largas travesías por el océano
Atlántico que duraban más de tres meses. Además era un
producto accesible a casi toda la población que raramente podía permitirse comprar pescado
fresco.
A lo
largo de los siglos este pescado pasó de ser una sencilla forma de alimentar a convertirse en símbolo
de identidad portuguesa.
Ha pasado de ser una comida
socialmente connotada con situaciones de abstinencia religiosa e incluso propia de los
pobres a ser un alimento caro y prestigioso en el campo gastronómico. De hecho la
cena tradicional de cualquier portugués en Nochebuena, es la llamada "Consoada de Natal" basada en el bacalao.
En el país vecino tienen cientos de recetas, hoy opto por compartir con vosotr@s la que lleva su nombre.
Ingredientes:
- Un lomo de bacalao al punto de sal
- Una cebolla tierna
- 3 dientes de ajo
- Una cucharilla generosa de pimentón (usé dulce de la Vera)
- Una copa de vino blanco (Montilla Moriles en mi caso)
- 1/2 pimiento rojo
- 1/2 pimiento verde
- Una cucharada de harina
- Un par de patatas hermosas
- AOVE
Preparacion:
En primer lugar cortamos en juliana la cebolleta y en láminas el ajo, sofreimos cuando comienzan a tomar color añadimos el pimentón, removemos dejamos unos 20 segundos y vertemos el vino rápidamente para que no se queme, se deja reducir hasta que se forme una salsa.
Acto seguido o mientras la cebolla sofríe doramos los pimientos también en juliana y los doramos en una sartén. Una vez listos al igual que con la cebolla reservamos.
Mientras pelamos las patatas y las cortamos en rodajas de unos 3 mm aproximadamente, y las ponemos a freír a fuego moderado. Una vez listas escurrimos bien y las colocamos en el fondo de una fuente refractaria.
Ahora la toca el turno al protagonista de este plato. Como podeis ver en los ingredientes yo opte por un lomo de bacalao al puno de sal. Lo deje descongelar desde el día anterior, y una vez que ha soltado todo el agua, yo lo seco con un paño de algodón o con papel de cocina.
Lo pasamos por harina y lo freímos con AOVE,dos minutos por un lado, damos vuelta y un minuto por el otro.
Ponemos a pre-calentar el horno 180ºC ariba y abajo.
Una vez listo el bacalao, colocamos resto de ingredientes en la fuente. El bacalao sobre las patatas y repartimos de forma uniforme la salsa de cebolla y ajo reservada.
Ahora los pimientos, yo no lo puse todos, pues algunos se frieron demasiado.
Al horno 15 minutos, no más. Y solo queda emplatar...
Espero que os guste, disfrutad!!!