Salmón salvaje con escamas de calabacín

Dando una vuelta por el ciberespacio, me encontré con el Portal Gastrónomico de Pepe Iglesias, donde encontré una receta que me ha quitado el sentido.

Cuando me desperté, los antojos anteriores se transformaron en necesidades, rauda y veloz me dediqué a realizar esta receta que sólo cuando la saboreáis, os daréis cuenta de lo que os digo.

Es una receta que os va a despertar varios sentidos:

• La vista por la originalidad (os daréis cuenta en las fotos).
• El olfato por su aromatización.
• El gusto por su excelente sabor.

Ingredientes (por persona):

• 1 filete de salmón sin espinas de 250 gr. (en mi caso, congelado del Lidl).
• 1/2 calabacín.
• 75 ml. de vino blanco (utilicé un Montilla Moriles).
• Sal.
• Pimienta (utilizo un tarro con molinillo que vienen incluidas 4 tipos de pimienta, blanca, negra, verde y rosa).
• Aceite de oliva virgen extra.
• Jugo de un limón.
• Mantequilla (alrededor de una cucharilla de café).
• Opcional como guarnición: 2 patatas medianas.

Preparación:

La noche anterior, dejamos en la nevera el filete de salmón congelado para que se vaya descongelando poco a poco.

Cogemos una fuente y pintamos su fondo con aceite de oliva virgen para que no se peguen posteriormente los ingredientes.

Una vez descongelado el salmón, procedemos a poner el filete en una bandeja con la piel hacia abajo.

Salpimentamos el filete de salmón a gusto del consumidor.

Rociamos con la mitad del jugo del limón por encima del filete de salmón.

Lavar y cortar sin pelar en rodajas muy finas el medio calabacín.

Vamos colocando las rodajas encima del filete de salmón, superponiendo unas con otras dando forma de escamas.

Volvemos a salpimentar por encima (cuidadín con la sal) y lo rociamos con un chorrito de aceite de oliva.

Añadimos el vino blanco en el fondo de la fuente, con ello conseguimos que se aromatice la receta y que no se reseque el filete de salmón.

Precalentar el horno a 250º.

Introducir la bandeja en el horno durante unos 20 minutos (controlar el horno porque ya sabéis que cada horno es un mundo). Una buena indicación de la finalización de la receta sería el dorado de las escamas (calabacín).

Con la ayuda de dos palas, sacamos el contenido de la bandeja del horno y lo emplatamos (así evitamos que se nos rompa o trocee la receta)

En el jugo caliente de la bandeja, disuelvo la cucharilla de mantequilla, la cual se disuelve inmediatamente y procedo a regar la receta emplatada con el jugo obtenido.

Para acompañar la receta, la he acompañado con dos patatas cortadas en láminas (tipo panadera) fritas en aceite de oliva.

Es una receta muy sencilla y a la vez muy espectacular. Seguro que vais a triunfar !!!!!!!.

Si ponéis las patatas al horno o las cambiáis por otra guarnición, tendréis un plato light!!!

Simplemente, buen provecho, no hay que decir nada más. sólo disfrutar y muy buen provecho !!!!!!!-